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Crítica zatoichi (2003), por albert graells

Publicado el 06 mayo 2024 por Matias Olmedo @DragsterWav3
CRÍTICA ZATOICHI (2003), POR ALBERT GRAELLS
Esta propuesta fílmica dirigida por Takeshi Kitano es un prodigio cinematográfico que fusiona la gracia del cine clásico japonés con la audacia del cine de acción contemporáneo, aunque su excelencia trasciende incluso las fronteras de estas categorías específicas. Esta obra maestra es un viaje emocional y visual que deja al espectador sumergido en un universo de samuráis, honor, crimen organizado y venganza.
La película está ambientada en el Japón del siglo XIX y narra una aventura de Zatoichi, un aparente vagabundo ciego que, hiendo de aldea en aldea, vive de lo que gana dando masajes y jugando a los dados. Pero bajo esta apariencia esconde un gran secreto, es un maestro con la espada. El destino le lleva a un pueblo aislado en las montañas, que sufre bajo la presión de los secuaces de Ogi, cuyo lugarteniente Ginzo exige a los habitantes del pueblo que les pague por protección o se atengan a sus represalias. Los atropellos de Ginzo aumentan desde que se le une un hábil espadachín ronin llamado Hattori. Zatoichi traba amistad en el pueblo con una pobre mujer llamada O-Ume, su sobrino Shinkichi, muy aficionado a los dados, y a dos geishas, O-Kinu y O-Sei, que han llegado al pueblo para vengar el asesinato de sus padres.
Nada más comenzar la película esta ya presenta a los principales personajes, empezando por Zatoichi en una breve pero intensa lucha a espada que deja sin aliento y con la boca abierta. Y después se presencia 2 flashbacks, uno del sanguinario ronin y de su enferma mujer, y el siguiente de las dos vengativas geishas, ambos flashbacks igual de violentos.
En términos de referentes, es imposible no evocar la influencia de Akira Kurosawa, uno de los mejores cineastas de todos los tiempos. Al igual que Kurosawa, Kitano muestra un dominio impresionante de la composición visual y la narrativa cinematográfica. La forma en que "Zatoichi" retrata el baile final y la ayuda del protagonista en la lucha de aldeanos y personajes humildes contra el abuso de extorsionadores evoca claramente a "Los Siete Samuráis". CRÍTICA ZATOICHI (2003), POR ALBERT GRAELLS
Sin embargo, Kitano va más allá de simplemente emular los logros de sus predecesores. "Zatoichi" se distingue por su enfoque innovador y arriesgado que fusiona violencia estilizada, anacronismo y descarada artificialidad lumínica. El director no tiene miedo en no disimular el pelo del protagonista teñido de rubio platino, la digitalidad de la hemoglobina y una fotografía lumínicamente para nada realista, porque no pretende disimularlo, su juego es otro.
El director utiliza una paleta visual exquisita para retratar el Japón feudal, desde los paisajes pintorescos hasta los exquisitos detalles de vestuario y ambientación. Cada plano muestra una precisión artística compositivamente meticulosa y una atención al detalle que sumerge al espectador en la época y el lugar.
Kitano no solo dirige esta película, sino que también la protagoniza, interpretando al espadachín ciego Zatoichi. Con su interpretación captura la complejidad del personaje con una mezcla única de serenidad y ferocidad. Zatoichi es hábil no solo con la katana sino también percibiendo la verdad a través de la oscuridad, haciéndolo un observador perspicaz del mundo que lo rodea.
Pero donde "Zatoichi" verdaderamente brilla es en sus secuencias de acción, las más intensas del film. Los efectos sonoros y digitales usados en las luchas a espada dan espectacularidad y tensión en los enfrentamientos y los hacen más intensos. Kitano demuestra su maestría en la dirección de estas escenas, combinando una coreografía elegante con una brutalidad impactante. Cada golpe de espada es coreografiado con precisión, creando secuencias que son al mismo tiempo hermosas y visceralmente intensas. La habilidad de Zatoichi para luchar a pesar de su ceguera se convierte en una metáfora poderosa de la fuerza interior y la determinación. No son los únicos carácteres que las escenas de luchan definen del personaje que da título al film. La lucha a espada bajo la lluvia de Zatoichi contra un grupo de samuráis demuestra la naturaleza del protagonista, es una buena persona, pero también es despiadado y sanguinario, y deja rastro de sangre allá por donde pasa. Hace el bien con las manos manchadas de sangre, y lucha contra las personas malas a sangre y espada, mientras practica el bien con pequeños actos cotidianos de bondad hacia los aldeanos que le respetan y le muestran cariño. CRÍTICA ZATOICHI (2003), POR ALBERT GRAELLS
Además de las impresionantes escenas de acción, la película también ofrece momentos de humor, ternura y tragedia. Kitano equilibra hábilmente estos tonos para crear una experiencia cinematográfica que es tanto emocionante como conmovedora.
La brillante dirección, las notables actuaciones, el cuidadoso diseño de producción y el elaborado montaje están acompañados de una banda sonora que evoca perfectamente el ambiente de la época, jugando rítmicamente con los sonidos rurales y del campo. La música tradicional japonesa se mezcla con sonidos contemporáneos para crear una partitura que eleva aún más la experiencia visual.
En conclusión, "Zatoichi" es una obra maestra del cine japonés que trasciende los límites del género de samuráis. Con una dirección magistral, actuaciones cautivadoras y una narrativa emocionante, esta película es una celebración del poder del cine para transportar al espectador a otros mundos. Una experiencia cinematográfica inolvidable. Mi calificación es:CRÍTICA ZATOICHI (2003), POR ALBERT GRAELLS

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