Revista Cine

Crítica saw vi (2009), por albert graells

Publicado el 14 mayo 2024 por Matias Olmedo @DragsterWav3
CRÍTICA SAW VI (2009), POR ALBERT GRAELLS
La sexta entrega de la saga Saw, la mejor después de la primera, fue dirigida por Kevin Greutert, llevando a los fans de la franquicia por un nuevo viaje retorcido lleno de giros impactantes, desafíos mortales y una profunda exploración de la naturaleza humana en su estado más oscuro.
Desde el primer momento, "Saw VI" atrapa al público con su estilo característico y su habilidad para crear una atmósfera de tensión insoportable. La película abre con una secuencia que establece de inmediato el tono sombrío y visceral del film, preparando al espectador para el viaje psicológico y emocional que está a punto de emprender.
Visualmente se crea una atmósfera opresiva y claustrofóbica que envuelve a los personajes y al espectador por igual, utilizando una combinación de iluminación sombría, escenarios desolados y una edición precisa para mantener la sensación de amenaza constante. Las secuencias de juego son particularmente impactantes, con diseños ingeniosos y una tensión palpable que hace que cada momento sea una prueba de resistencia tanto para los personajes como para la audiencia.
Una de las fortalezas más destacadas de "Saw VI" es su capacidad para desafiar las expectativas del espectador. A medida que avanza la trama, se revelan conexiones sorprendentes entre los personajes y los eventos pasados, lo que añade capas de complejidad a la narrativa y mantiene a la audiencia completamente comprometida con la historia. Los giros argumentales son ingeniosos y bien ejecutados, lo que resulta en una experiencia cinematográfica que deja al público constantemente al borde del asiento.
Además de su intrincada trama, "Saw VI" también ofrece una exploración profundamente inquietante y penetrante de las dinámicas del poder, la moralidad y la justicia en nuestra sociedad contemporánea. A través de sus diversos personajes y de las pruebas diseñadas por Jigsaw, la película explora temas como la ética empresarial y la responsabilidad personal, y plantea preguntas sobre qué estamos dispuestos a hacer para sobrevivir y hasta qué punto estamos dispuestos a llegar para hacer justicia. Estos temas elevan esta propuesta por encima de ser simplemente una película de terror y la convierten en un estudio fascinante de la condición humana. CRÍTICA SAW VI (2009), POR ALBERT GRAELLS
El elenco de "Saw VI" brilla con actuaciones convincentes dando vida a personajes complejos y multidimensionales, como Betsy Russell interpretando a Jill Tuck. A lo largo de la película, Jill Tuck se enfrenta a un dilema moral y emocional profundo, y Russell maneja estos momentos con una mezcla de vulnerabilidad y determinación. Sus expresiones faciales y lenguaje corporal dicen tanto como sus palabras, lo que permite a la audiencia conectar con su personaje.
Además, la química de Russell con los demás actores, en particular con Tobin Bell (John Kramer/Jigsaw), es convincente y palpable. Esta dinámica es crucial para la narrativa, ya que su relación con John Kramer es central para entender las motivaciones y el desarrollo de la trama. Russell logra transmitir tanto la complejidad de su relación con Kramer como su lucha interna, lo que añade capas adicionales de intriga y emoción a la historia.
Desde una perspectiva psicoanalítica, Jill encarna el concepto lacaniano del "objeto a", ese objeto perdido que encarna el deseo del sujeto y que está constantemente buscando recuperar. Para Jill, este objeto perdido puede ser tanto el amor de John Kramer como la redención por sus acciones pasadas. Su búsqueda desesperada de estos objetos la lleva a sumergirse en un mundo de violencia y manipulación, donde la línea entre el bien y el mal se difumina.
Costas Mandylor ofrece una interpretación memorable como el detective Hoffman, un personaje envuelto en capas de traumas y oscuros deseos cuya lucha por mantener el control se vuelve cada vez más desesperada a medida que la trama se desarrolla.
En la película el personaje de Hoffman encarna la figura del "sujeto dividido", pues sus impulsos inconscientes y sus deseos reprimidos entran en conflicto con la imagen que proyecta hacia el exterior. En el caso de Hoffman, esta división se manifiesta en su doble papel como detective de la policía y cómplice de Jigsaw. Por un lado, representa la autoridad y el orden, mientras que por otro, se sumerge en un mundo de sadismo y violencia, siguiendo los designios retorcidos de su mentor. CRÍTICA SAW VI (2009), POR ALBERT GRAELLS
Con la relación de Hoffman con Jigsaw, "Saw VI" explora la dinámica maestro-discípulo desde una perspectiva lacaniana. Jigsaw se convierte en el "gran Otro" que imparte sabiduría y dirección a su discípulo, pero al mismo tiempo, es una figura que encarna el deseo y la falta que impulsan a Hoffman hacia la búsqueda de reconocimiento y poder. Esta relación de dependencia y rivalidad refleja las complejidades de la identidad en un mundo marcado por la alienación y la fragmentación.
Tobin Bell vuelve a destacarse como el icónico John Kramer/Jigsaw, cuya presencia fantasmática y su filosofía retorcida son el centro y corazón de la serie. La visión del mundo de este filósofo del horror está marcada por una ética retorcida y una crítica radical de las instituciones sociales. Jigsaw se erige como un juez implacable que busca impartir justicia a través del sufrimiento, desafiando las convenciones morales y legales que rigen la sociedad. Su filosofía se basa en la premisa de que aquellos que no valoran la vida merecen enfrentarse a la muerte, y que solo a través del dolor y el sacrificio se puede alcanzar la redención.
En este aspecto, el villano encarna la figura del "soberano excepcional", aquel que se sitúa fuera de las normas y las restricciones del orden establecido para imponer su propia ley. Su sadismo y su crueldad no son simplemente impulsos individuales, sino que representan una forma de resistencia radical contra un sistema que percibe como corrupto e injusto. Jigsaw se convierte así en un símbolo de la violencia necesaria para desestabilizar las estructuras de poder dominantes y abrir espacio para una nueva forma de orden social.
Pero más allá de la figura de Jigsaw, "Saw VI" ofrece una crítica incisiva de las aseguradoras médicas en Estados Unidos por su control y gestión de la vida de las personas a través de criterios económicos y administrativos, dejando de lado consideraciones éticas y humanitarias. A través de los desafíos mortales que enfrentan las víctimas de Jigsaw, la película expone las injusticias y la inhumanidad del sistema de salud estadounidense, donde el acceso a la atención médica está determinado por el estatus económico y las decisiones de las aseguradoras. Las trampas elaboradas de Jigsaw se convierten así en una metáfora grotesca de las condiciones desesperadas a las que se enfrentan aquellos que luchan por recibir tratamiento médico en un sistema que privilegia el lucro sobre la vida humana.
En conclusión, "Saw VI" ofrece una combinación irresistible de suspense, horror visceral y reflexión filosófica. El film confronta las sombras más oscuras de la sociedad, donde el sufrimiento y la injusticia son moneda corriente, y donde las instituciones destinadas a protegernos pueden convertirse en instrumentos de opresión y explotación. Con su intrincada trama, actuaciones cautivadoras y una dirección notable, esta película demuestra por qué la saga Saw merece tenerse en cuenta en el género del terror.
Mi calificación es:CRÍTICA SAW VI (2009), POR ALBERT GRAELLS

Volver a la Portada de Logo Paperblog