Los campeones. Foto: www.marca.com"Barça show", "Bienvenidos al planeta Barça", "Messi y el Barça llegan a lo más alto en Wembley con un fútbol exquisito". Así titulaban La Gazzetta dello Sport, L’Equipe y Clarín respectivamente el brillante triunfo del F.C Barcelona ante el Manchester United. Todo el mundo se hacía eco de la victoria de un conjunto espectacular no solo a nivel deportivo sino humano.
Brillantes en lo deportivo porque el conjunto de Pep Guardiola borró del mapa de Wembley, una joya arquitectónica merecedora de ser nombrada patrimonio cultural para los amantes del fútbol, a todo un Manchester United, el campeón de la Premier, una liga que pugna con la española por ser la mejor del mundo.
El gol de Messi. www.as.comNo todo fue coser y cantar. El Barça comenzó la final de las finales irreconociblemente desconcentrado. Los diez primeros minutos parecieron ser de tanteo para el campeón de la liga española. Como el animal que aguarda agazapado en su refugio y espera para dar un zarpazo mortal a su presa. Ese zarpazo lo iba dar Pedro, un jugador tocado por una varita mágica para las grandes ocasiones. El balón parecía entrar en la meta de Van der Sar como si nada. 1-0.
Pero los ingleses, no se iban a dar por vencidos. Sabedores de la imposibilidad de dar más de cuatro toques seguidos, no por no tener calidad técnica para hacerlo, sino por la tela de araña que tejen los azulgrana a modo de presión en el ámbito defensivo, los de Ferguson tenían que aprovechar las pocas oportunidades que se les iban a plantear y ahí apareció Rooney en el 34 para poner las tablas en el marcador y la incertidumbre a lo largo y ancho de un mundo que seguía la final con atención fuesen o no simpatizantes de uno u otro equipo. Y así se llegó al descanso.
Tras la reanudación iba a llegar el festival. El Barça manejó al United como el buen titiritero maneja a sus marionetas en las representaciones teatrales en la que el público embobado disfruta del espectáculo.
El gol de Pedro. Imagen: www.as.comPrimero fue Messi desde la frontal y después Villa, con un golazo que quitó las telarañas de la portería de los ingleses y que hizo estallar a los aficionados azulgrana que veían la cuarta Champions muy cerca.
Y es que el Barça fue el mejor en lo deportivo, pero también en lo humano. A nadie se le olvidará el gesto del capitán. Puyol cedió el honor de levantar “La orejonas” al francés Eric Abidal, un hombre que como él mismo dijo, volvió a nacer cuando le diagnosticaron un tumor en el hígado que ha superado satisfactoriamente.
Por gestos como este y por su supremacía en lo que al arte del tiqui-taca y del buen juego se refiere solo puedo levantarme y aplaudir al campeón, al tetracampeón de Europa.
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