Revista Asia

Shanghai, la perla de Oriente

Por Amoreno

El viaje por China llegaba a su última etapa. Nos despedimos de las tranquilas plantaciones de té a las afueras de Hangzhou y partimos hacia la agitada Shanghai en tren, con la ilusión de ver qué nos deparaba la metrópolis más grande de China. En apenas hora y media llegamos a la estación de tren del Sur y desde allí nos plantamos en metro en nuestro hotel en El Bund. Ya estábamos en el centro de Shanghai (上海), la ciudad 'sobre el mar'.
Shanghai, la perla de Oriente
A las 3 de la tarde empezamos nuestra visita por el Bund, nombre que le dieron los británicos al barrio situado a orillas del río Huangpu. A lo largo del paseo fluvial están situados los edificios más emblemáticos de la etapa colonial europea. A finales del s. XIX este lugar era uno de los mayores centros financieros de Asia; en el presente una de las zonas más visitadas por los turistas.
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Uno de los atractivos de este paseo son las vistas que ofrece a Pudong, el barrio situado justo al extremo opuesto del río y que contiene el skyline de Shanghai, uno de los más fantásticos de Asia. Pocas ciudades pueden mostrar tan increíble contraste, a un lado del río lo antiguo y al otro lo moderno.
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Pudong sería una de las zonas que dejaríamos para visitar al día siguiente. El primer día simplemente nos dedicamos a pasear cerca del hotel, el Bund y Nanjing Road, la principal calle comercial del centro de Shanghai. Una de las cosas que más me llamó la atención respecto a mi anterior visita en 2008 fue la gran cantidad de gente que había por las calles del centro de la ciudad y en el metro, no cabía duda de que la celebración de la Exposición Universal había atraído a muchísimos visitantes chinos. En algunos momentos llegaba a ser agobiante. Me imagino que la gente que vive en Shanghai tiene que estar deseando que se acabe ya la EXPO para volver a la normalidad.
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Al caer la noche quedamos para cenar con Enrique, mi compañero de beca ICEX destinado en Shanghai que después de pasar un año trabajando en la Oficina Comercial consiguió encontrar otro curro y seguir disfrutando de la vida de expatriado en China. Si hay algo de lo que me siento afortunado es de tener amigos en distintas ciudades de Asia que siempre me han tratado estupendamente cuando les he visitado, Enrique es uno de ellos. Compartí con él el único fin de año que he pasado alejado de mi familia en mi vida y más tarde cuando fui a visitarle en año nuevo chino no dudó en ofrecerme su casa. En esta ocasión nos llevó de cena a un restaurante de hot pot chino. Yo me moría de ganas por enseñar a mis amigos de España esta curiosa forma de cenar en compañía típica de muchos países de Asia (en Vietnam yo lo conocí como Lẩu y en Japón lo llaman Shabu-Shabu).
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El hot pot es una especie de fondue chino. Incluye un gran número de alimentos que se colocan alrededor de un caldo caliente situado en el centro de la mesa. Los ingredientes del hot pot suelen ser carne, verduras, marisco, setas, dumplings y por supuesto fideos. La mayoría de verduras, marisco y setas suele dejarse cociendo en el caldo durante un rato hasta que están listos y pueden comerse. La carne, en cambio, suele presentarse cortada en tiras pequeñas para que la cocción sea instantánea. Después de cocerse en el caldo la comida puede untarse en distintas salsas que uno puede prepararse al gusto. Aunque parece un plato típico de invierno en el Saigón tropical yo acostumbraba a comerlo de vez en cuando y el restaurante chino al que nos llevó Enrique estaba concurrido en pleno Agosto. A mis amigos creo que les gustó esta forma curiosa de cocinarse uno mismo la comida en la propia mesa. Lo mejor del hot pot es que las cenas siempre transcurren con calma y tienes la oportunidad de charlar de forma distendida con tus acompañantes. Yo aproveché para ponerme al día con Enrique y que me contara cómo era su vida en Shanghai, me alegró saber que no le va nada mal y que es feliz viviendo allí. Aparte comprobé que el tío ya maneja el chino (mandarín y supongo que también shanghainés) con una soltura admirable. Después de la cena nos fuimos de vuelta al hotel para descansar y levantarnos temprano al día siguiente. ¡Había toda una ciudad que visitar!
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Empezamos por una de mis zonas favoritas para hacer turismo en Shanghai: Old Street, un cruce de calles que recrea el aspecto de la China clásica en sus edificios.
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Es un lugar asquerosamente turístico pero yo disfruto mucho perdiéndome por sus callejones repletos de pequeñas tiendas de recuerdos. Es una zona de la ciudad con mucha vida.
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El centro del bazar está ocupado por la casa de té Huxinting y el Estanque del Loto, que es atravesado por el Puente de los Nueve Giros, un puente con 9 zigzags cuya leyenda dice que permite deshacerse de los espíritus malignos que persiguen al que lo cruza.
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A los chinos les gustan las supersticiones y el puente siempre está abarrotado de gente que va de un lado a otro.
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Tras atravesar el puente llegamos a la entrada del Jardín Yuyuan, uno de los lugares más pintorescos que uno puede visitar. Un oasis de calma en el centro de una ciudad tan bulliciosa como Shanghai.
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Es un ejemplo perfecto de jardín chino, contiene todos los elementos clásicos. Construido entre los años entre los años 1559 y 1577 y diseñado a imagen de los jardines imperiales combina a la perfección suntuosos pabellones, estanques de carpas y una cuidada vegetación.
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Después de dejar Shanghai Old Street paseamos hasta People's Square, el corazón de Shanghai.
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El parque contiene 3 edificios importantes y de arquitectura interesante: el Museo de Shanghai (izquierda), el Teatro Ópera de Shanghai (centro) y el Museo de Planificación Urbana de Shanghai (derecha). Íbamos bien de tiempo así que quisimos dedicar cerca de una hora a visitar el Museo de Shanghai.
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Dentro del museo encontramos una gran colección de arte chino antiguo, con numerosos objetos y representaciones de la cultura china divididas en 10 galerías: bronce, escultura, cerámica, jade, pintura, caligrafía, sellos, monedas, muebles de las dinastías Ming y Qing y artes de las minorías chinas. Merece bastante la pena dedicar un tiempo a la visita. Después tomamos el metro en People's Square y cruzamos por debajo del río Huangpu para llegar a Pudong sobre la hora del atardecer.
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Pudong es el distrito financiero de Shanghai. Esta zona contiene algunos de los rascacielos más emblemáticos de Asia, como el Oriental Pearl Tower, y también dos de los edificios más altos del mundo, la torre Jin Mao y el Shanghai World Financial Center.
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Actualmente, el Shanghai World Financial Center es el tercer rascacielos más alto del mundo por detrás del Taipei 101 y por delante del Hong Kong International Commerce Centre y de las torres Petronas de Kuala Lumpur. Como gran aficionado a los rascacielos que soy y habiendo visitado los otros 3 no quise perderme la oportunidad de subir a otra de las maravillas arquitectónicas del hombre. ¿Me acompañan hasta la planta 100, a más de 430 metros del suelo?
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Cuando llegamos arriba ya había anochecido y esto fue lo que nos encontramos, la ciudad de Shanghai iluminada a nuestros pies. IMPRESIONANTE.
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¡Qué vértigo! Es una de las panorámicas nocturnas más increíbles y futuristas que he visto en Asia; con la torre Jin Mao y la estrambótica Oriental Pearl Tower al frente y al otro lado del río el Bund y el resto de la metrópolis extendiéndose hasta el infinito.
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No obstante, a pesar de la nada despreciable altura del Shanghai World Financial Center ¿adivináis cual permanece todavía como el verdadero icono de Shanghai? No es otra que la Oriental Pearl Tower.
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Esta torre de televisión con forma tan curiosa, la tercera más alta del mundo que pronto será eclipsada por Tokyo Sky Tree, fue construida nada más y nada menos que en 1995, pero su aspecto resulta hoy en día igual de futurista y permanece como el símbolo de modernidad de la capital económica de China. Desde esta zona de Pudong cercana al río Huangpu puede contemplarse el Bund brillando en la noche, otro espectáculo de luces con los barcos turísticos iluminados pasando por el río.
Shanghai, la perla de Oriente
En la actualidad otras ciudades de China han experimentado un crecimiento urbanístico imparable pero ninguna ha sido capaz de alcanzar todavía a Shanghai, que se mantiene como el referente de la China del futuro y de su esplendor económico. Todo ello sin olvidarse del pasado y habiendo sabido conservar parte de la herencia cultural de los países occidentales que la influenciaron. Una fascinante confluencia de lo oriental con lo occidental, de lo antiguo y lo moderno, así describiría Shanghai.
Shanghai, la perla de Oriente
La auténtica perla de Oriente.


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