Revista Cultura y Ocio

Rapsodia en agosto

Publicado el 21 marzo 2010 por Luisgg
Rapsodia en agosto
Kurosawa, al final de su magistral carrera cinematográfica -se cumplen cien años de su nacimiento-, produjo Rapsodia de agosto (1991), cuando habían pasado 46 años desde el lanzamiento de las bombas atómicas norteamericanas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. En realidad es una elegía, un homenaje a las decenas de miles de japoneses aniquilados por el arma más destructiva ideada por el hombre. Desde su posición, a final de una larga y reconocida trayectoria, se permite decir lo que nunca pudo decir abiertamente antes. Evidentemente su ajuste de cuentas con los americanos está envuelto en guante de seda –la anciana guardiana de la memoria pronuncia palabras alejadas del odio y el resentimiento, aunque sus gestos indiquen que no ha olvidado y que ha vivido marcada por esos sucesos fatídicos-. Y su película es un recordatorio a las nuevas generaciones y una amonestación a la generación que tuvo que vivir en el pacto de silencio impuesto por el amigo americano. Es una película didáctica, una lección magistral de historia y de memoria, ejercida a través de la sabiduría callada de una anciana viuda de un maestro fallecido el 9 de agosto de 1945 en Nagasaki. Los nietos son los destinatarios del mensaje, el recuerdo al abuelo muerto y a todos los muertos por las bombas atómicas. Es la historia contada desde la vida, es la memoria recobrada y reivindicada después de tanto silencio impuesto. Y aunque la abuela no parece albergar resentimiento, tampoco ha perdido el orgullo y el amor a la verdad como sus acomodaticios hijos. Richard Gere interpreta al americano que rinde homenaje a la víctimas, que pide perdón, que se atreve a ver y comprender la verdad omitida del horror provocado por su país, presentado convenientemente como el gran pacificador de la historia.
Kurosawa, como siempre en su cine, tiene tal sabiduría fílmica y humana que una vez más, mide las dosis de emotividad, sin renunciar a recorrer los recodos de los sentimientos y a provocar en nosotros una especie de tránsito evolutivo. Una película imprescindible para las clases de Historia.

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