Revista Cultura y Ocio

¿Quién era Steve Jobs?

Publicado el 17 septiembre 2013 por Cartas A 1985 @AntonCruces

¿Quién era Steve Jobs?

Si alguien me hubiese hecho esta pregunta hace un par de meses mi respuesta hubiese dejado bastante que desear. Quizás no tanto como la de algunos pornófilos de la red que piensan que hablamos de un tipo de estimulación sexual en boga (handjobs, blowjobs, stevejobs), pero por ahí andaría la cosa.

Podría decir que era “el tío de Apple” y poco más. Vivía completamente ajeno a su figura, sin ser consciente de cómo este hombre me había cambiado la vida, pero al notar la mirada inteligente y desafiante de Mr. Jobs en la portada me picó la curiosidad. No pude evitarlo y lo compré. De repente sentí la necesidad de conocer más de su vida.

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Viajando entre sus páginas descubrí los inicios de Steve al lado de Wozniak (algo así como un tándem Lennon-McCartney, pero de la informática) y me fui empapando de la visión que Jobs tenía de Apple (que por cierto chocaba frontalmente con la filosofía de Gates dando lugar a una guerra tan apasionante como divertida). También me fui familiarizando con su particular carácter y su radical manera (discutible, pero eficaz) de hacer las cosas.

A través de la narración de Walter Isaacson conocí su campo de distorsión de la realidad, me sorprendí al conocer que Steve era adoptado, vegetariano (por llamar de algun modo a sus dietas radicales) y fan de Bob Dylan , de The Beatles además de fugaz amante de Joan Baez.

Me hubiese gustado conocer a un tío así. Posiblemente acabase en casa llorando, pero seguro que hubiese valido la pena.

¿Cómo cambió Jobs el mundo?

Jobs iba siempre diez pasos por delante de los demás contra viento y marea, conjugando su intuición para crear necesidades a la vez que se preocupaba de manera enfermiza por cada detalle del producto, desde el diseño al empaquetado. Para él todo era uno. Quería crear grandes productos. Y vaya si lo consiguió.

Visionario, maleducado, magnético, insensible, encantador, provocador, inspirador…

Steve cambió el mundo de la informática con el Mac;revolucionó la manera de consumir música con el Ipod e insufló aire a una inepta y decadente industria musical con Itunes; abrió las puertas a una nueva manera de hacer cine con Pixar. Por si esto os sabe a poco también se sacó de la manga el Iphone que cambió la telefonía móvil para siempre. La apps, el Ipad que marca el fin de la era del PC y abre una nueva vía…el ICloud…y también el mundo editorial y periodístico. Casi nada. Yo hoy he ido al baño dos veces y en el trabajo he despachado dos certificados, eso sí, uno era urgente y a Canarias.

Al terminar el libro en mi mente (encariñada sí o sí con la figura de Jobs) revolotea una pregunta, la misma que me he hecho mil veces pensando en Lennon y las canciones que se marcharon con él en la puerta del edificio Dakota.

¿Qué más habría sido capaz de crear?

Por lo que deduzco de la lectura Iba camino de cambiar el mundo.

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Pero sin lugar a dudas la anécdota que más me ha impactado no tiene nada que ver con la tecnología, tiene que ver con El efecto Auster del que ya os he hablado en alguna ocasión. El efecto Auster son esas casualidades que van más allá de cualquier explicación. Son tan mágicas y sorprendentes que nadie, ni siquiera Steve Jobs, está exento de experimentarlas.

Dejadme que os cuenta una historia:

Steve Jobs era adoptado y hasta cierta edad no quiso saber nada de su familia biológica, Más tarde que temprano se decidió a conocer a su madre y sorprendentemene labraron una buena relación. Ella le informó de que tenía una hermana llamada Mona, Mona Simpson. Al cabo de poco tiempo ella y Jobs se habían convertido en buenos amigos. Un día ella le informó de que tras años de infructuosas búsquedas al final había conseguido dar con el paradero de su padre un hostelero sirio que, si no recuerdo mal, les había abandonado.

Steve no estaba para más lerias familiares y decidió que no quería conocer a ese hombre así que le pidió a Mona que por favor no le hablase de él bajo ningún concepto.
Mona conoció a su padre, que regentaba un restaurante de segunda, y tuvieron una larga y agradable charla.
Poco antes de despedirse, el padre le pregunta si sabe algo de su hermano, del otro hijo que había traído al mundo. Mona se hace la sueca y niega con la cabeza. Justo antes de despedirse Jandali, que así se llamaba su progenitor, reconoce que le da algo de apuro que su hija le haya encontrado en ese momento de su vida y no en la etapa en la que regentaba un restaurante de comida mediterránea en San José.

” Era un lugar maravilloso─comentó─. Todos los triunfadores del mundo de la tecnología solían venir por allí. Incluso Steve Jobs”. Simpson se mostró sorprendida. “Oh sí, solía venir y dejaba buenas propinas”, añadió su padre. Mona logró contenerse y no gritar: “¡Steve Jobs es tu hijo!”

Pero aún hay más.  Mona le narró  a su atónito hermano lo sucedido.  Jobs lo recuerda así:

“Era increíble. Yo había ido a aquel restaurante algunas veces y recuerdo que me presentaron al dueño. Era sirio. Nos estrechamos la mano”

¡Pedazo de historia! Quiero decir, ¿qué polrobabilidad existe de que algo así suceda? Increíble.

En definitiva, tanto si sabéis algo de tecnología como si no. La biografía de Jobs es un libro diez, solo hay que tener curiosidad por conocer la figura de un visionario que desgraciadamente ya no está por aquí.
Sin lugar a dudas Steve Jobs hizo suya una de las frases más célebres del cine reciente, aquella que pronunciaba Buzz Lightyear en “Toy Story”:

¡Hasta el infinito y más allá!

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¡Salud hermanos!


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