Revista Cultura y Ocio

Pandemonium

Por Jcbarona

PandemoniumCorren tiempos extraños de cojones. ¿O no te has enterado de que hay una pandemia que tiene a la gente confinada en sus casas all over the world? Como te lo cuento. Y llevamos 10 días por lo menos, con sus tardes y sus noches.
La cosa parece que empezó en China, igual que en una película del 2011 que acabo de remirar ayer y a cuyo guionista habría que llamar inmediatamente por teléfono para preguntarle cómo fue capaz de prever casi al dedillo todo lo que está pasando. A ver si en lo de la vacuna también dio en el clavo y salimos pronto de ésta.
El país en el que más gente ha muerto hasta la fecha es Italia, con más de 5000 bajas, luego China, donde parece que la cosa va remitiendo, y después España con cerca de 3000.
Por si no te hubieras enterado, parece que los más vulnerables son los ancianos y otras personas con patologías previas que les hacen especialmente vulnerables, como los transplantados o inmunodeprimidos, pero han caído personas sanas también… es terrible.
Al parecer lo que urge, a falta de una vacuna, es reducir al máximo el riesgo de contagio manteniendo a la gente en sus casas, con permiso únicamente para salir solo a comprar alimentos, medicinas y a desempeñar trabajos esenciales. No hay teatros, ni conciertos, ni acontecimientos públicos de ningun tipo, por no haber ¡ni futbol hay!, ¿lo puedes imaginar?
La que se avecina a nivel económico es gorda, por el parón de las empresas y negocios de todo tipo, los gastos en los que incurrirán los Estados para tratar de contener la sangría de despidos y ruinas de todo tipo, con la cantidad de gente que de suyo vivía con lo justo o menos.
En momentos así se lamenta uno de no ser más listo y más útil. Pero como dijo aquel «si no sabes ayudar por lo menos no molestes». Quédate en casa y una vez allí evita como sea que se te caiga encima.
El miedo es libre y multiforme, muta como un buen virus también. Miedo por tus seres queridos, por ti mismo ahora y en la hora de retomar una vida que vete a saber si la encuentras tal y como la dejaste cuando todo empezó.
Toca, necesariamente, por salud propia y ajena, hacer un trabajo de introspección y de saneamiento mental, anímico y emocional. También puedes improvisar, pero no te irá bien, es cuestión de tiempo. Esto no hay quien lo aguante sin un poco de cabeza.
Has de preocuparte por lo que está a tu alcance, y eso eres tú y quienes viven contigo: ten piedad de ellos. Come moderadamente, trata de tener un horario, de marcarte objetivos, haz algo de deporte, bailando incluso tanto como te sea posible, aprovecha para llamar o escribir a la gente que te importa y a la que le importas (que no siempre es la misma), controla tu temperamento, duerme 8 horas, ahora que puedes, y distánciate de tus pensamientos —que vendrán, vaya vd. a saber de dónde, de todos los tamaños y colores— tanto como puedas. Ríete de ellos y de ti a placer, que reírse es muy sano, más que llorar incluso, cosa que también te recomiendo un ratito por lo menos.
Y si llegaras a sentirte muy pequeño, que es algo que me pasa a mí, piensa que más pequeño es el virus que está poniendo el mundo patas arriba. Fluye en eso, qué más da, mira si encogiendo sin límite no llegaremos a tener el tamaño que nos permita toparnos con el patógeno frente a frente para destruirlo con nuestras propias manos.

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