Revista Solidaridad

Niegan el transporte adaptado para volver a su anterior colegio adaptado, a un niño con una grave discapacidad por pedirlo en mitad de curso ya que no adaptaban su nuevo colegio

Por Aparcamientodiscapacitados

Camilo tiene diez años, saca casi todas las notas sobresaliente -así consta en su último boletín- y a pesar de su inteligencia no logra comprender por qué la burocracia le impide solucionar uno de sus problemas: acudir al colegio en un transporte adaptado a las graves secuelas que una enfermedad muscular llamada Atrofia Muscular Espinal está dejando en su cuerpo, que ya acusa un 85% de discapacidad física.
«Debido a la situación económica familiar, nos mudamos de Granada, donde vivíamos, a Ogíjares, ya que los alquileres son más baratos. Mi hijo tiene asignado mediante un dictamen de escolarización el transporte escolar, pero como nos cambiamos de residencia no nos reconocieron ese derecho», explica Luciana Terribili, la mamá.
Niegan el transporte adaptado para volver a su anterior colegio adaptado, a un niño con una grave discapacidad por pedirlo en mitad de curso ya que no adaptaban su nuevo colegio
El chaval estaba en el colegio de la capital Andrés Segovia, del Zaidín, pero con el cambio de hogar Educación los derivó a un centro del pueblo, al centro Francisco Ayala. «Nos dijeron que estaba adaptado a las necesidades de nuestro hijo. Nos pareció bien, pero al presentarnos allí descubrimos que tenía el ascensor cerrado, que la monitora que debía asistirlo físicamente se hallaba en una zona con escaleras junto a los niños de educación especial, que la sala de logopedia funcionaba en un baño a la que la silla de ruedas no podía acceder y que el inmueble no disponía de retretes adaptados», cuenta amargamente la progenitora.lo más 5
Ella y su marido -conocidos en la Delegación de Educación por ser unos padres luchadores e insistentes- avisaron de aquella situación a la jefatura de planificación de la Delegación. «La directora del colegio de Ogíjares se presentó personalmente en la Delegación y confirmó con un escrito y fotografías los problemas de accesibilidad del centro», apostilla Luciana, quien no obstante tuvo que matricular a su hijo en el pueblo -tal y como le dijeron en la administración- pidiendo soluciones por la vía burocrática.
Obras en el nuevo centro
«Nos indicaron que en ese escrito debíamos exigir en primer lugar las reformas correspondientes en el colegio de Ogíjares. Pero esas obras eran inviables durante el curso escolar», insiste la afectada, quien concluye que todo lo que les propusieron suponía más tiempo y mucho más dinero que el correspondiente a autorizar un transporte escolar desde Ogíjares al Zaidín, que era lo que ellos querían, de manera que Camilo pudiera volver a diario al colegio capitalino, que se adaptaba bien a sus necesidades. Finalmente, el retorno al centro Andrés Segovia se produjo a principios del año 2014.
«Entonces, reconocieron la obligación de asignarle el transporte, pero no hicieron nada más. Mientras tanto, en la desesperación, unos amigos nos prestaron un coche por un tiempo, porque no tenemos vehículo. Nosotros avisamos a Planificación Educativa de que por favor se movieran con agilidad, ya que en breve no dispondríamos de automóvil», narra la madre coraje, quien, una vez agotó la vía administrativa, recurrió a las visitas personales a la Delegación para tratar de solucionar «la injusticia» que consideraba estaban cometiendo con ellos.
Finalmente, la solución que les dieron fue a medias: un autobús adaptado les cubriría el viaje de ida al colegio. Pero Camilo a día de hoy, no tiene transporte de vuelta, salvo el autobús de línea regular, el que cogen el resto de ciudadanos, con un horario intermitente. «Nos indicaron que pese al informe positivo que enviaron a la Dirección General de Planificación de Sevilla, seguían sin autorizar el contrato de un servicio escolar para el regreso. Llevamos meses sin respuesta y esto ha provocado que mi hijo deje de asistir al colegio en muchas ocasiones (incluso por 15 días). Él tiene derecho a disfrutar de esa educación, es nuestro deber como padres dársela y de ellos como institución proporcionársela», explica Luciana.
La familia, con el apoyo de amigos que a veces les prestaron un coche, no interrumpió del todo la escolarización de Camilo. Mientras, en la Delegación consta que desde febrero ese hogar está sin vehículo y, por lo tanto, el menor tiene dificultades para seguir yendo a clase. Esto último, entre otras cosas, porque el niño está muy delicado a nivel respiratorio -dicen sus padres que ya sufrió 23 neumonías- y no debe pasar frío ni mojarse, por lo que en invierno no pudo ir al colegio y exponerse a las inclemencias climatológicas en las paradas de autobús. Recuerda Luciana que el lunes 21 de abril, su marido y su hijo pasaron «cerca de una hora bajo la lluvia antes de poder subir a un autobús adaptado de vuelta».
La Junta de Andalucía ha respondido a IDEAL que siguen trabajando en ello, no ha negado ningún extremo de los afirmados por la familia y asegura que es muy difícil cambiar un contrato de transporte escolar «una vez comenzado el curso, cuando ya está todo organizado».
www.ideal.es/granada/201406/11/niegan-transporte-adaptado-nino-20140611000100.htmlLicencia Creative Commons
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