Niños, mujeres, jovenes, hombres....yacen inertes entre escombros y otros muchos en estos momentos están quedándose sin aire, sepultados vivos sin que exista una mano fuerte que pueda sacarlos de ese infierno.
Dicen, antes del terremoto, que Haiti es lo más parcecido a un infierno en la Tierra. Entonces...¿ahora?.
Una vez más la naturaleza golpea a los más pobres, a los que no tiernen nada, a los que sufren de por si el yugo de los que mucho tienen. Sus niños mueren de hambre, enfermedades...sus mujeres sufren el machismo trasnformado a veces en violencia injustificable.
Las imágenens que nos llegan desde allí, son dantescas, todos los edificios destrozados de su capital.
En Puerto Príncipe ahora calla, solo se escuchan gemidos y golpes secos producidos al quitar con las propias manos los escombros en busca de supervivientes. El murmullo de la muerte te embarga y te hace temblar de compasión. Lágrimas caidas de una fuente agotada que sólo suplicaba libertad y paz.
Una libertad truncada y robada a un pueblo de hambre y enfermedades. Una paz que no llega como siempre, por intereses economicos de peces gordos fumándose un puro en su despacho mientras escupen sus acciones por la boca mal oliente y el hedor a muerte que desprenden.
Ahora, la naturaleza que no entiende de fronteras o ideas, ha caido con todo su peso sobre muchos inocentes y el grito de dolor se extiende en la inmensidad del océano, en el corazón de nuestros propios sentimientos.
Solo me resta compadecer a un pueblo más que sufre ante el abandono de los más ricos, más poderosos, ese famoso G-20.
Que el espíritu guerrero del arco iris llene de coraje la voluntad de un pueblo que sufre y hoy más que nunca, lloran a sus muertos.
PEDRO POZAS TERRADOS (NEMO)
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