Revista Cultura y Ocio

El porqué del eje narrativo

Publicado el 26 octubre 2019 por Javier Ruiz Fernández @jaruiz_

Cuando empecé a darle caña a textos más largos habían dos cosas que me llevaban por el camino de la amargura: escribir por intuición y hacerlo con una estructura demasiado rígida. Vamos, que me costó encontrar el «punto medio» que andaba buscando.

Sin embargo, aunque sabía que tenía que organizar un poco aquello que quería narrar (soy un p*** caos), no tenía ni puñetera idea de cómo incorporar un eje narrativo al proceso, recurrir al mismo y sacarle partido. En parte, porque no sabía cómo se construía, de verdad, un eje narrativo, pero especialmente porque quería convencerme (vete tú a saber por qué) de que, cuando escribía, era más intuitivo que racional.

¿Qué es el eje narrativo?

Sobre este tema (el escritor intuitivo y racional) hay bibliografía a porrillo, como de todo ya, pero pasa de puntillas si lo comparamos con los tiempos narrativos, los puntos de vista, los tipos de narrador o los más variopintos recursos literarios. Y es curioso, porque entender que incluso aquellos que escriben por intuición necesitan unas líneas generales, le da la vuelta a muchos conceptos que suelen rondar por las cabezas. De algún modo, estoy convencido de que la falta de información (fidedigna) sobre el eje narrativo —más allá de algunos buenos manuales de escritura— está relacionado con lo anterior: si quieres informarte sobre esto, dos piedras, y el ahí tienes el lío padre. En fin, que voy a intentarlo yo:

El eje narrativo es el hilo conductor de la historia, el cual recoge los sucesos que les ocurren a los protagonistas y a otros personajes secundarios relacionados con la trama y, a su vez, se subdivide en núcleos narrativos que componen los grandes eventos de la narración.
Dicho de otro modo, se trata de una ampliación del típico esquema de introducción o planteamiento de la historia (que da comienzo con un detonante), un nudo (aparece un objetivo poderoso que el protagonista deberá resolver), un clímax (donde sucede el choque definitivo de las fuerzas dramáticas) y un desenlace (el conflicto y los subconflictos se resuelven y se cierra la historia). El porqué del eje narrativo

El Lobo feroz y Caperucita roja en DLH.

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Eje narrativo de Caperucita Roja

Para entender el eje narrativo y que a nadie más le ocurra lo que a mí, me he currado una explicación de los principales núcleos narrativos de un cuento clásico (versión de los hermanos Grimm, que no es tan chunga como la de Charles Perrault), donde podemos releer el cuento de Caperucita Roja y visualizar cuáles son sus núcleos narrativos. Por descontado, dependerá de la versión, pero los núcleos narrativos de Caperucita podrían ser:
  • Núcleo 1: La abuela de Caperucita está enferma y solo la niña puede ir a llevarle su medicina de vieja chocha (detonante) y un pastelito para que le pegue un shock glucémico.
  • Núcleo 2: Caperucita debe salir de casa y meterse en el bosque, que es muy chungo como todos los bosques antes de los runners y los senderistas. La madre le hace una advertencia o cuela por ahí un informante o algún indicio (luego vemos qué es esto).
  • Núcleo 3: Caperucita Roja, que no tiene muchas luces, se encuentra con el Lobo feroz (o sea, el antagonista de la historia), que le da a la niña mil vueltas corriendo, mordiendo y rugiendo, pero prefiere engañarla para llegar antes a casa de la abuela de Caperucita.
  • Núcleo 4: El lobo urde su malvado plan: engaña a Caperucita con el objetivo de llegar antes a casa de la abuela, que vive en medio del bosque, pese a que la vieja ya está medio impedida y con la casa sin adaptar para su edad (sin agarraderas en la ducha: imagínate).
  • Núcleo 5: Llega Caperucita Roja a casa de su abuela, pero como seguimos el punto de vista de Caperucita (si no, vaya gracia), no tenemos ni «repajolera» idea de que el Lobo feroz se ha zampado a la abuela (so ¡gerontófilo!) y se ha travestido para engañar a la niña (¿?). Nunca entendí esto: filias, supongo.
A partir de aquí, o viene un cazador (si eres de familia con licencia de armas) o viene un leñador (que casi es más bestia la cosa).
  • Núcleo 6: El Lobo intenta engañar a Caperucita para comérsela. Te preguntas por qué no se la comió en el bosque, ¿eh? Los psicópatas son raros… mira los tipejos que salen en Mindhunter, por ejemplo. En fin, sigo: Caperucita consigue zafarse de las dentelladas y escapa (clímax). Un tipo, digamos cazador nivel 7/leñador nivel 3 a lo Dragones y mazmorras, para que sea inclusivo y todo dios esté contento, salva a Caperucita y revienta al Lobo a tiros/hachazos.
  • Núcleo 7: El Lobo feroz agoniza, suelta una lagrimita y dice que el mundo lo ha hecho así. Caperucita Roja sonríe feliz y, en algunas versiones, el cazador/leñador rescata a la vieja de la panza del bicho, condenando a la pobre mujer a una jubilación de mierda, sin seguridad social ni grado alguno de discapacidad (desenlace).

Si unimos todos los núcleos obtenemos el eje narrativo. Los núcleos narrativos (sucesos principales) componen la novela, si bien alrededor puede haber todo tipo de sucesos secundarios (Caperucita espera ocho años y le regala su virginidad al cazador/leñador; añadimos un soliloquio de la madre de Caperucita, que es pastelera y viuda, el Leñador tiene problemas de incontinencia urinaria…) que no afectan al esquema principal de la historia.

¿Cómo sabemos, entonces, qué es un núcleo narrativo? Fácil: si cambias un núcleo narrativo, cambia la historia. En cambio, si modificamos algún elemento de conexión, el esqueleto no se ve afectado. Cuando me lo explicaron a mí, me dijeron lo siguiente: el eje narrativo es una cadena, los núcleos son los eslabones y yo agrego: el resto de elementos secundarios son las muescas, colores o formas de cada eslabón de la cadena.

El porqué del eje narrativo

Caperucita roja (DLH; 2)

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—¡Para comerte… mejor!
—Quiero ir al baño.
—¿¡Cómo!?

Catálisis, informantes e indicios

Por esta razón, la mayoría de las historias no son buenas o malas debido a sus núcleos narrativos (aunque estos son imprescindibles para la estructura), sino por elementos de conexión secundarios, como las catálisis, los informantes o los indicios. A través de estos últimos es como damos corporeidad a una narración y hacemos que avance, se detenga, vuelva hacia atrás, amplíe información, complete un vacío… Lo que hace guay la historia de la Caperucita es el ¡qué ojos más grandes tienes! y ¡qué boca llena de dientes, colega! y no tanto que una niña se vaya al bosque a ver a su abuela y se tope con un lobo chalado.

Los tres elementos secundarios de conexión narrativa más habituales son:

  • Catálisis, que son acciones secundarias cuya función es rellenar o retrasar las acciones principales. Las catálisis complementan, distraen, amplían, detienen el ritmo narrativo y, por encima de todo, describen. (Tras llegar a casa de la abuela, Caperucita Roja escucha ruidos en el interior, pasos acelerados, y descubre que la puerta está entreabierta… después, observa un pequeño reguero de sangre en el recibidor y… una voz ronca la llama desde una de las habitaciones.)
  • Informantes: datos que nos sitúan en un espacio y un tiempo determinado, aportan información concreta de los personajes. (Podría tratarse de una descripción de la vida tradicional en el pueblo de Caperucita, el baile regional de la zona u otros elementos que aporten contexto al lector.)
  • En cambio, los indicios son los más majos porque requieren de un trabajo de interpretación por parte del lector y remiten a un estado emocional o a un sentimiento. En la novela realista o naturalista esto era bastante raro, pero, hoy día, la literatura está llena de indicios en los textos. (Cuando Caperucita se encuentra con el Lobo feroz en el bosque, este le indica que coja uno de los caminos, pero hay algo en sus ojos que a la niña le da mala espina… En este caso, la niña es cortica y le sorprende cómo la mira un lobo parlante, pero ya me entiendes).

A grandes rasgos, eso viene siendo todo lo que se me ocurre qué puede ser interesante saber sobre el eje narrativo.

Para construir un eje hay que devanarse los sesos y estructurar cada uno de los núcleos. Una vez tengamos esto, deberíamos plantearnos escribir una sinopsis argumental y, cuando tengamos la sinopsis, valorar si nos vale la pena plantear una escaleta por capítulos antes de la escritura del borrador o manuscrito (de lo que sea que estemos escribiendo: relato, guion, novela, novelón). Esto dependerá de mil factores: a mí, por ejemplo, me ayuda preparar el eje y la sinopsis argumental, pero me agobia estructurar las cosas mucho más allá, así que no me obsesiono.

Quizá en una historia de ciencia ficción, una novela negra o un cuento a lo Sherlock Holmes (cuándo aparecen los indicios, qué se deduce, qué pistas son falsas, etcétera) puede ser bastante más necesario que en una historia de autoficción o en una novela de enamoramientos, pero, al final, todo depende de tu forma de escribir y con qué te sientes más cómodo o cómoda escribiendo.


NdA: Tanto hablar de Caperucita… relacioné conceptos y me acordé de Javier Gurruchaga y la Orquesta Mondragón.


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