Revista Comunicación

Chuck Klosterman es el cultureta que adora a Mötley Crüe

Publicado el 23 diciembre 2014 por The Greedy Ugly People

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Durante los años 80, los emergentes grupos de glam y hair metal encontraron entre los adolescentes de la época su principal público. Repitiéndose como lo hacen las pautas de estilo en la música pop de forma más o menos cíclica, ¿cuál es la imagen de este género en concreto en este momento? Lo más normal es que los antiguos seguidores de todos estos grupos recuerden con cierta vergüenza o simplemente se rían de su pasado hair metalero, sobre todo si se mueven en el ambiente en el que lo hace el periodista americano Chuck Klosterman. Es cierto que a día de hoy existen bandas revival del glam metal, como The Darkness o Steel Panther, pero ninguna es tomada en serio. En realidad, ni siquiera pueden tomarse en serio ellos mismos, porque es lo que va implícito en ser un grupo de glam metal. En el año 2013 este estilo se define de forma casi unánime como sexista, paleto, idiota, estéticamente terrible y en general de muy mal gusto. ¿Qué critico de rock, ensayista de cultura popular, ¡ex columnista de Spin! puede decir que sigue escuchando a Mötley Crüe y Van Halen (o peor… a Ratt y Cinderella) y de hecho disfruta haciéndolo?

Chuck Klosterman nos cuenta que decidió escribir su libro de Fargo Rock City para recordar el interesante valor cultural e impacto de esta corriente musical, más allá de los gustos personales, en los adolescentes de los años 80, sobre todo en aquellos que vivían en pueblos pequeños y rurales como en el que él mismo se crió. Porque aunque ahora nos cueste reconocerlo, este estilo de música ha tenido, y sigue teniendo en mucha menor medida, los seguidores más fieles, más dedicados e incluso más obsesivos, de una forma diferente a la obsesión melómana habitual.

Klosterman mezcla anécdotas sobre los diferentes grupos con vivencias personales y reflexiones que considero que son las que más enriquecen el libro, aunque de hecho esté en desacuerdo con la mayor parte de sus elecciones musicales y su idea sobre lo que debe ser una estrella del rock. Hay quien agradece este enfoque personal y quien, por otro lado, preferiría que se hubiese centrado completamente en describir los hechos y aportar datos. Si eres de los últimos desde luego no te recomendaría ni el libro ni el autor. Pero existiendo toda la información sobre el tema que se pueda querer en internet, creo que seguir dando vueltas sobre lo mismo hubiese sido innecesario. Chuck Klosterman escribe en Fargo Rock City de la misma manera que en otros de sus trabajos como Pégate un tiro para sobrevivir (Killing Yourself to Live en referencia a Black Sabbath en el título original) o la colección de ensayos sobre la cultura pop Sex, Drugs and Cocoa Puffs. Es probable que su teoría más famosa sea la que publicó en ese primer libro, según la cual Radiohead hubiesen predicho el atentado del 11S en las letras de su disco Kid A del año 2000. En el caso de Fargo Rock City, me alegró especialmente leer a alguien reflexionar sobre  el porqué un público mayoritariamente femenino termina llevando al olvido a cualquier grupo, ya sea por la poca credibilidad que esto le aporta o la menor fidelidad que en general les debemos las mujeres a los grupos de nuestra adolescencia.

Por supuesto, las comparaciones con Alta fidelidad son inevitables. Ambos libros están igualmente repletos de las reflexiones sobre el amor, la sociedad y las excentricidades personales con las que cualquier persona cuya vida esté influenciada a un nivel tan alto por la música como la de Chuck Klosterman y el protagonista del libro de Nick Hornby va a sentirse más que identificada. Y yo diría que con mucha más facilidad siendo hombre, más que nada por el enfoque y el tipo de vivencias.

A Klosterman estas reflexiones ya le han aportado, por el momento, fama mundial como uno de los mejores articulistas musicales de los últimos años y el relevo en el puesto de The Ethicist en el diario The New York Times, donde se dedica a dar consejos sobre contradicciones y dudas morales con las que puedan encontrase los lectores. Yo por ahora espero con ganas su próximo movimiento.

“Una vez quise a una chica que casi me quiso a mípero no tanto como a John Cusack “- Chuck Klosterman en Sex, Drugs and Cocoa Puffs: A Low Culture Manifesto


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